CaER.

Hay tantas cosas por cambiar,
tanto lío por acomodar.

Los soldados están dispersos. Tan dispersos ellos como sus Coroneles, sus Tenientes y sus Generales. Fueron convocados al campamento y allí quedaron, ociosos.

Y el enemigo libra algunas batallas. Esta preparado para esto hace tiempo y disfruta de ver como este ejercito se defiende como le sale.

Para que el ejercito responda debe tener un norte. Un ideal donde mirar que sea mas grande que derrotar al enemigo por el solo hecho que molesta.

La estrategia de lucha saldrá solo si encuentra el Capitán ese Norte. Para ello encuentra en su refugio la tranquilidad necesaria que le permitirá buscar en el. Revisar sus notas, para encontrar en batallas anteriores puntos similares. Trazar caminos. Preguntas que sean grandes. Identificar los puntos débiles del enemigo. Reconocer sus propios miedos y desafiarlos en la intimidad.

Caer en donde estamos parados. Reconocerla la realidad en su totalidad y principalmente, agradecerla. Recordar  que esa breve acción es la madre de todas las buenas acciones. Aquietar la mente para escuchar al corazón se torna indispensable para unir energías. Cambiar esta realidad es la vaga idea que llega con la iluminación. A partir de eso e l Norte es claro y conciso. 

Los sueños se vuelven palpables cuando clarificamos el camino que debemos recorrer.

Comienza entonces el Capitán a conversar con sus soldados. Los ordenas. Evita los reproches y resuelve viejas disputas baratas. 

El enemigo jugaba con ventaja y eso, ya era sabido. Su peor pecado es minimizar. Cree que esta vez no será diferente a las anteriores, no sabe que se equivoca.

Lentamente y no sin algo de pereza, el ejercito comienza los preparativos. La primer gran batalla esta cerca.