Trasnochador compulsivo

Mi brújula es mi intuición.

Inventar palabras es uno de los juegos que mas me divertían de grande. Si, de grande. De chico solía disfrazarme con un toallon y ser el Zorro, pelear con el sargento García imaginario y prescindir del caballo porque confiaba mas en mis piernas. De grande, como decía, me divertía inventando palabras.

Las palabras tienen esa virtud de clasificar cosas, darle formas a la ideas, unirse en oraciones para conquistar corazones que no quieren jugársela, expresar sentimientos y más. También tienen ese pequeño detalle que destruyen amistades, generan guerras, odios, envidias. Las palabras cuando son usadas por ser usadas no generan mas que problemas.

Pero cuando inventamos, todo es posible. El limite es inexistente, o quizás indescubrible. Cuando inventamos el cielo se espacia a velocidades superfluas, inventar permite que las definiciones cambien según la conveniencia de quien las use, sin importar quien será el sufrido que tenga que ponerse a desjeroglificar.

Nótese que inventar palabras no es un juego sencillo. Van 4 párrafos donde apenas intente una serie de palabras derivadas de otras existentes, y dudo mucho que hoy por hoy la Real Academia no las haya incorporado. Convengamos que hoy googlear es un verbo, por que no lo puede ser  indescubrible.

Decía, no es un juego sencillo. Debe cumplir ciertas reglas: reglas que cambian a cada momento, a cada instante, reglas que solo son entendidas cuando ya cierta edad pesa sobre nuestras espaldas. No es cuestión de decir "recorcholis" y con eso sentirse un Albert Eisten del vocabulario. La movida va mas allá. Inventar palabras requiere de mucha imaginación, esfuerzo, y sobre todo, un interlocutor ávido de escucharlas. Es necesario para este fin también un lugar donde dejar plasmada la creación.

Y por supuesto, ganas.

La diversión, es conveniente aclarar, no se encuentra tanto en la unión de las nuevas letras, sino mas bien en la expectativa que se genera en el otro al momento de anunciar una nueva invención.  Diversión cuasi comparable con el momento en que un renglón le sucede al otro sin saber cual sera el destino final. 

A veces es necesario estar a las alturas de la expectativa del otro. 

La palabra inventada de la noche es Desleiputsti. Contiene de todo: un buen significado y una pronunciación bien jodida. De esas que generan ridículos en los discursos.

Desleiputsti es un verbo. Viene del Desleiputstiar. Esto no es ni mas ni menos que "desvariar esperando ser leído e insultado por utilizar tu sagrado tiempo". 

A veces, a veces nomás, es necesario estar a las alturas de la expectativa del otro. Otras veces, como esta, no.