La tarea de la semana era hacer un ensayo sobre "el vecino de abajo".
Tanto le rompía los huevos a nuestro protagonista el señor, que eso fue lo que el psicólogo le había dicho: "a vos que te gusta tanto escribir, y tanto te la pasas hablando del vecino de abajo, vas hacer un ensayo sobre él. A ver si de una vez por todas lo exorcizas y me dejas de romper los huevos quejándote".
Por que el psicólogo de nuestro protagonista era asi: un tipo que no filtraba lo que decía, que ya estaba cansado de su profesión, que cuando sus pacientes entraban ponía piloto automático, y una serie de imágenes sin sentido se le cruzaban por su cabeza: Messi bailando a Mirtha Legrand en un potrero, el culo de la ultima atorranta boom de la Tv sobre una Porción de Muzza de las Cuartetas, un chopp de cerveza Quilmes, humo, Caruso Lombardi puteándolo por el bollo que le dejo a su cuñado en el auto, el pato Donald corriendo una gaviota, soldados huyendo de ser devorados por un elefante, etc. Y cuando volvía en si, lo único que escuchaba era a sus pacientes quejándose: mi papa me abandono a los 3 años, mi mujer me dejo por el remisero, mi hija no me toma la sopa, el vecino de abajo me vive molestando, etc, etc, etc.
Por lo cual nuestro protagonista, que muchas luces no tenia, se decidió a hacer el escrito pedido. Como un nuevo cuaderno A4 rayado, con una tapa azul con rombos blancos, una bic negra y una azul, un lápiz numero 5, sacapuntas y goma. Al llegar a su casa decidió que era mas cómodo sentarse a escribir en la Pc y guardo todo lo comprado, con bolsa y todo, en un cajón que no volvería abrir hasta que sus hijos que aun no tenia se graduaran en la universidad.
Abrió su portátil, espero que el viejo aparato cargara, lo conecto a internet, clickeo sobre el icono del explorador, tipo google.com (a pesar que ya lo tenia de pagina de inicio) y luego en el buscador, tipeó "virtual extreme games", lo que arrojo cerca de 7.710.000 resultados en 0,62 segundos, y se puso a ver cual le gustaba mas. Como ninguno de esos lo convencía mucho, abrió su Facebook, le dio me gusta a un posteo de un amigo que decia algo asi como "Otra vez el panadero me cago el vuelto, y es, yegua korrupta kretina hija de puta que no hace nada mientras a mi me roban hasta cuando voy a la panaderia", compartió la foto de un perro rengo abandonado en Curuzú Cuatía, y stalkeo al vecino para ver si se inspiraba y contesto el wasap de su amigo que le rogaba para que vaya a la canchita ya que les faltaba uno. "En diez estoy alla", escribió. Se cambio, y se fue.
Llego el día de la consulta. El ¿profesional? lo atendió en pantuflas, sin afeitarse y en un estado de ebriedad importante: arrastraba las palabras y le costaba completar las frases. "Sentate en mi sillón", le dijo. "Hoy vamos a cambiar el enfoque, yo voy a ir al diván y vos vas a estar ahí, en esa silla de mierda". Nuestro protagonista asintió, sin notar la mancha bordo sobre la camisa de su confidente. Y arrancó a contar sus desventuras de la semana: la ex que se entero, ahora salia con su abogado; el jefe que le bajo el sueldo y le aumento las horas, el mejor amigo que le confesó que después de ver Papeles al viento tuvo la idea de robarle las gomas de la bici "total es fija que tenes seguro"; y el vecino de abajo que quiere que la administración le haga todo el comedor a nuevo..."
- Pará! - lo interrumpió el psicólogo saltando del diván. - Hiciste el ensayo que te mande?
- No. Hubo un cambio de planes. Pasa que me senté hacerlo y justo me llamaron para ir a jugar a la pelota y me pareció mejor sacarme la bronca asi.
- Mira, te voy a decir una cosa. Y escuchala bien, porque se que este patero que me tome me va hacer decir una genialidad. Mientras vos sigas asi, sin fijarte planes, dejando que la deriva te lleve, la gente te va seguir cagando, las minas te van a dejar por poco interesante y tu vecino te va seguir rompiendo los huevos. Porque lo que tenes que entender, pedazo de pelotudo, que si vos te lavas esa cara de boludo desdichado y te despertás, te vas a dar cuenta que no hace falta que le pagues 500 mangos la consulta para contarle tu mierda a un impresentable como yo , con solo sentarte un día y ponerte a pensar lo que queres, se te solucionan todos los problemas. Pero no uno, o dos. Todos. Y cuando digo todos, hablo también del puto de tu vecino que si yo fuera vos ya le hubiera roto la cara de una trompada.
Y así fue como nuestro protagonista, -quien no importa ni su nombre ni su edad-, porque puede ser cualquiera de los que conoces, salió del consultorio asombrado. Pensando en lo que iba hacer con su vida. Y por lo que cuentan en el barrio sigue así, yendo a la deriva, solo que ahora dejo de ir al psicólogo para usar la plata en pagar las expensas de los arreglos que hubo que hacerle al comedor del vecino de abajo.

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