Pospuse la conversación durante mucho tiempo. Si no me equivoco fue un año, aunque podría haber sido mas. A decir verdad, no debo castigarme tanto, no fue que pospuse la conversación durante ese tiempo, seria mas apropiado decir que me llevo un año darme cuenta que las conversaciones que estaba teniendo, y las que pensaba que tenia que tener, no eran las mas oportunas.
Así fue como mes tras mes fui tachando lista de nombres y personas que en mi realidad estaban interfiriendo con los planes y por ende teníamos que conversar. Y de tanto hacer lista y de tanto tachar me encontré que ya no quedaba mas nadie con quien sentarse a charlar, y así de repente escuche que ese que habla adentro de uno decía "vos mismo".
Al principio me reí. Luego, pensé que podía ser una buena opción pero quizás en otro momento. Enseguida pensé que me estaba haciendo el boludo, mas luego me di cuenta que en realidad no tenia tiempo. Lo deje para después.
Un día recibí un mensaje de texto. Y como me molesta que me manden mensajes de texto - si queres hablar conmigo, llamame- no lo respondí. Pasados unos días me llamaron, y no pude atender, estaba trabajando.(Me pregunto yo a quien se le ocurre llamar así de imprevisto, sin siquiera preguntar si estas ocupado.)
Pasado unos días me mande un mail. El asunto decía clarito: Tenemos que conversar. Cayo en SPAM, lo leí como una semana después. Me lo conteste y quedamos que como venia la cosa estába a mil y el fin de semana volvíamos a escribirnos.
Cuando pensaba que ya se acababa el finde, veo que me me invite a conversar.
Nos encontramos en el techo, como solemos hacer. De chicos nos gustaba treparnos y aunque no lo hacíamos muy bien - por eso que llegamos tarde al reparto de agilidad- fue lo primero que recordamos: cuando pasábamos de casa para buscar la pelota, cuando saltábamos por la tribuna para entrar por atrás al club porque no habíamos pagado la cuota, el arbol de la quinta que ahora esta talado... y varias sarazas mas.
Tanto hablamos que nos dimos cuenta que tan mal no la pasábamos juntos. Hasta te digo que casi en ese momento me arrepiento y no digo lo que tenia preparado decirme. Pero lo dije.
"Nos tenemos que separar".
Me mire, extrañado. Pense que estaba loco, que porque venia con este planteo ahora que las cosas iban tan bien, que otra vez me pico algún bicho. No dije nada.
- La verdad es que ya no soporto mas la situación. Por fuera todo parece muy lindo, pero yo no tengo mas ganas de estar acá, atado a esta relación donde en definitiva donde yo no la pasa bien.
Y quien la pasa bien, entonces? Me pregunte.
Yo... pero en realidad yo no, vos, que sos yo, pero no sos yo.
"Ah, lindo quilombo, somos como dos en uno", me conteste.
Asi fue como estuvimos un rato largo filosofando sobre el lenguaje y la psicología, los personajes, el yo superior, el inferior, el universitario y el autodidacta; lo que diría Freud que si es verdad que tanto se revolcó en su tumba la debe haber gastado, y toda esta movida nueva que nos gusta tanto sobre la ontología del lenguaje y la saraza esa. Me di cuenta que lleve la conversación por otro lado porque el quilombo era realmente grande y no se vislumbraba ni siquiera una punta por donde arrancar.
Se hizo tarde, hacia frío y el humo empezaba a terminarse. Corte la conversación de repente y pregunte: bueno, que hacemos?
- Demosnos un tiempo. Pensemos lo que necesitamos y volvemos hablar en unos dias.
No, mi tiempo ya esta. Ya se lo que yo quiero y vos que tambien sos yo ya sabes lo que queres y los dos yo no pueden seguir conviviendo en el mismo cuerpo. Nos tenemos que separar, yo lo se y sabes que lo sabes.
Si, es cierto, me conteste abrumado.
Me lavante, y me fui. Y yo, me quede un segundo mas, y luego tambien me levante y me fui, para el otro lado.
Antes de perderme de vista me di vuelta y me dije: bueno, igual estamos hablando.
Si, me conteste.
Camine dos pasos y me di cuenta que no pude sacar nada en limpio de la conversación, y que bueno, al menos lo había intentado, y también note que a veces yo no me ponía de acuerdo conmigo porque todavía me faltaba darme cuenta quien era yo... y quien migo.

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