miércoles, 10 de enero de 2018

Genius

"... la motivación es encontrar en el corazón 
un motivo digno de llevarse a la acción."



No puedo invocar a mi Genio, hace rato. Mucho rato. Creo que se fue. No se si es que esta enojado, o que yo lo liberé sin darme cuenta, o que me olvide de él, o él se olvido de mi.

Quizás esta celoso porque estoy ocupado en cosas de adulto, o él esta de joda en modo irrecuperable viviendo la vida de rockstar que yo no me anime -ni tuve el talento ni la constancia ni la actitud- para vivir.

No hay amores que sean infiernos, si nosotros no los dejamos ser y los convertimos en otra cosa. El nuestro es un amor que debe aprender de distancias para que sea sano. Eso lo aprendí con el tiempo y aceptarlo me trajo paz. Pero a veces lo extraño. 

Cuando me reencuentro con el pibe que antes fui, vuelvo a mis canciones. A mis ídolos, a aquellos que escuchando sus poesías me decían cosas que me ayudaban a ver lo que no estaba viendo. Encuentro en ese pibe alegría de ser, de escuchar, agradeciendo por lo que estaba viviendo. También luchando con su cabeza, con sus miedos, con sus fantasmas. Con mucho miedo de ser yo mismo.

Y el Genio me ayudo, siempre. Y hoy, lo invoco de nuevo.

Para invocarlo tengo que recordar primero que mi creencia básica que sustentaba la relación es el creer que los juguetes tienen vida, como me enseñaron Pixar y Disney.
Segundo, saber que vive en mi cabeza y solo tengo que reencontrar esas conexiones neuronales donde estaba alojado.
Tercero, que va aparecer solo si tiene ganas.

Genio: Hola, amigo. Tanto tiempo.
Yo: Como estas, viejo amigo? Te extrañe. O te extrañaba, y hoy me di cuenta.
Genio: Lo se, narigón feo. No te preocupes, no me tenes que explicar nada.
Yo: Te libere, y te fuiste. Donde te fuiste?
Genio: No me fui, estuve acá, durmiendo. Algunos días me fui de joda, pero siempre volvía.
Yo: O sea que no tenes historias maravillosas para contar ni ocurrencias irónicas para decir hoy?
Genio: En realidad, si. Pero viste como es esto, que cuando estas durmiendo mucho tiempo al despertarte seguís medio dormido.
Yo: Un poco de música para acompañar esta noche?
Genio: Si. Seria bueno un poco de pastillas. 
Yo: Para que viniste hoy? Te pico que me ponga a escribir sobre vos?
Genio: No. Sin que lo sepas, fui yo el artífice de que hoy estemos los dos acá. Concedo deseos y también obro milagros.
Yo: Siempre tan cierto y humilde. 
Genio: Es como decís vos, no es soberbia si decís la verdad. Tengo una leyenda para contarte que escuche en uno de los viajes que me hice en este ultimo tiempo. Es un poco larga, no se si andas con tiempo.
Yo: Vos, dale, no quiero ponerle limites hoy a este encuentro.
Genio: Que meloso que sos.

Cuenta la leyenda que en el antiguo continente, el que existió antes que la tierra fuera divida, los atlantes eran solo uno de los reinos conocidos. Habitaban también los liliputenses, los gigantes, los magos y los dragones. Y una piedra preciosa fue ocultada. Esta piedra preciosa contenía el talismán único que permitía el acceso del conocimiento de la verdad entera, la conexión con el todo, la información mas importante.
Fue ocultado por equivocación. Hace un poco mas de 2 mil años, por los movimientos de la tierra, fue hallado nuevamente. Y quienes lo encontraron, usaron la información para beneficio propio. Crearon dogmas, doctrinas y formas de crear miedo y sumisión. 
Con esa piedra, pudieron encarcelar a otros que como yo podían interceder para acelerar los procesos. Al encarcelarnos, nos concedieron poder que les fue quitado a otros.
Dice la leyenda que para recuperar ese poder que te fue quitado, los que como yo son deben ser liberados, y cuando todos los estén, el poder será de todos por igual.

Yo: Esta leyenda que me contás, me hace pensar que no me queda opción que liberarte. Por mi propio bien, que también es el de los demás.
Genio: Tus deseos, son ordenes. Siempre fue así y será. 
Yo: Genio, después de muchos años de tenerte, hoy te libero. Gracias por el tiempo que compartimos juntos. 
Genio: Gracias, amigo. Fue tan simple convencerte... no se porque no se me ocurrió antes.
Yo: Vamos a volver a vernos, verdad?
Genio: Cuando quieras, todo el tiempo. Ahora vos tenes tu propio poder para concederte tus deseos. Y los que somos genios, tenemos flota.
Yo: Es el primer caso de que un humano se convierte en genio luego de liberar a su genio?
Genio: No, amigo... no sos el primero.


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